Manifiesto ArTelúrico

ArTelúrico

ARTELÚRICO

martín bakero carrá

 

Captura de pantalla ARTELURICO

La naturaleza vibra, todo está envuelto es parte de este sistema vibratorio. La vibración del planeta y de todos los astros en las galaxias: al ser amplificados, filtrados y / o transpuestos se vuelven perceptibles.Todo vibra permanentemente en el pluriverso. Y cuando esta vibración no se comunica, transmite o utiliza: se acumula. La liberación de esta acumulación de vibración se manifiesta a través del rugido de los volcanes, los rumores de los temblores, las ondas expansivas de las olas en los océanos, el ritornelli de los huracanes, los contrapuntos en los truenos …

 

A nivel sonoro, estas vibraciones son por lo general emitidas en frecuencias muy bajas, y son captadas gracias a micrófonos de infrasonido: « sismógrafos », geófonos y estetoscopios. Las investigaciones realizadas sobre los nuevos dispositivos de grabación sonora, y la singularidad del fenómeno acústico que nos atraen a la búsqueda de estos sonidos crepitantes, nos parecen de suma importancia artística y geopolítica. Propulsores de un nuevo tipo de mística pagana, los dioses del inframundo tienen tanto o más influencia sobre nosotros como los del más allá. “Los dioses paganos no están muertos: solo está muerta nuestra percepción de los dioses” (Pessoa)

 

Chile es un territorio con una gran fuerza tectónica. En él hay fenómenos telúricos sin cesar: maremotos, explosión de volcanes, temblores constantes, aluviones. Los fenómenos tectónicos pueden producir desastres pero también lograr fenómenos estéticos interesantes. Lo que hemos llamado el arte telúrico es un intento de mirar esta fuerza de la tierra desde un punto de vista artístico y transmutacional. La fuerza de los movimientos de la Tierra, es quizá su identidad y su firma en el cosmos.

 

Las frecuencias emitidas por las montañas sonoras -en Chile tenemos Bramador y Punta del Diablo- son graves, casi tan graves como la frecuencia de los meteoritos que entran en la atmósfera y los cantos de ballenas. Así podemos relacionar las frecuencias procedentes de las entrañas de la tierra con las singularidades del cielo. Nos hemos planteado la cuestión de las coincidencias físicas y sensoriales que existen entre estas cadenas de frecuencias, éstas fuentes sonoras. Queremos lograr una cartografía telúrica de la tierra. Logrando así su identificación y su comunicación global, así que una utilización poética de estas fuerzas infrageológicas.

 

Algunos pueblos ven en estos sonidos la manifestación de ciertos fenómenos paranormales, o que los dioses terrestres se manifiestan, o los comparan con sonidos de animales u humanos y los relacionan con ciertos estados de conciencia. Los oráculos telúricos son a menudo asociados con divinidades provenientes del interior de la tierra, los oráculos telúricos han sido frecuentemente manejados por mujeres, que al parecer tienen más contacto que los hombres con las frecuencias telúricas provenientes de las fallas terrestres: grietas, cuevas, vapores…

 

A través de dispositivos electroacústicos compuesto por varios tipos de micrófonos y parlantes, diseñado y compuesto especialmente para este proyecto: hidrófonos, geófonos, sismómetros, queremos capturar sonidos rara vez grabados por otros medios físicos. La historia es así construida entre la grabación de sonidos naturales, humanos y siderales.

 

De esta manera los sonidos de la naturaleza, la arena, el viento, y la voz humana: es un testimonio del “homo neanderthal-sapiens”, como una antena entre las especies que va a “captar” y « reproducir » objetos telúricos. Ciertos naturalistas viajeros como Marco Polo, Charles Darwin, Gengis Khan: describen el fenómeno de las montañas bramadoras. Con instrumentos electro-optofonéticos y olfativos acompañaremos esta expedición natural, como exploradores sensitivos que vamos a transmitir los objetos sonoros encontrados, también nuestras impresiones, reflexiones y pensamientos sonoros. Pseudoalucinaciones transmisibles, que vienen a especular sobre los registros. Forma de divulgación del pensamiento del sapiens-sapiens en el que el sujeto oye sus propios pensamientos declarados en voz alta; y en tanto que artista que a diferencia del paranoico, se esfuerza por hacer “perceptibles” las impresiones y así comunica para ser escuchado por sus coetáneos.

 

Al mismo tiempo, en contrafuga: Encontraremos sonidos desde el espacio percibidos por los radiotelescopios con una doble misión: por un lado transmitir estos sonidos al oído humano, el otro, para difundir las frecuencias espaciales geológicas encontradas anteriormente en los sectores de manifestaciones telúricas y su entorno resonante.

 

La radioastronomía ha hecho hincapié en la búsqueda de la vida inteligente en el universo así como de la captación de sonidos provenientes de muy lejos en el tiempo, sus dominios se expanden más allá de la óptica.

 

Sólo ahora, gracias al descubrimiento de la investigación astronómica sobre las frecuencias del sonido en el espacio y la configuración de transductores de frecuencias, que pueden transformar las señales emitidas desde un espectro electromagnético a otro en el que podemos escucharlo. Somos ahora capaces de detectar las ondas sub, ultra e infrabajas (algunas de los cuales se emitieron 380.000 años después del Big-Bang!) y así podemos investigar acerca de la conexión entre la tierra y el cosmos a través de las emisiones de radio.

 

Por medio de la resonancia de sonidos recogido, y gracias a la identidad en hertz de la frecuencia sintonizada, podemos identificar las estrellas que emiten la misma frecuencia que las vibraciones geológicas terrestres.

 

En este momento trabajamos con el cerro Bramador:

“El cerro Bramador (655 m.s.n.m.) se ubica 27 km al NW de Copiapó y se encuentra constituido por rocas volcánicas e intrusivas, correspondiendo las primeras a meta-andesitas y brechas de edad Cretácico temprano, las cuales se encuentran instruidas por monzodioritas y dioritas de edad Cretácico temprano tardío. En su flanco occidental y casi en su cumbre, se encuentra una duna de pequeñas dimensiones, de arenas pardas, finas, de buena selección y buen redondeamiento. La particularidad que tienen estas arenas es que cuando se las perturba al caminar, emiten un bramido (de ahí el nombre del cerro), el que se mantiene hasta el momento en que las partículas se detienen. Este fenómeno sólo se da en arenas cuyos granos tienen ciertas características, como su alta esfericidad y buen redondeamiento, que al avanzar como avalancha tienden a sincronizan sus movimientos, provocando frecuencias audibles (70-105Hz) más varios armónicos altos. Sin embargo, su explicación sigue siendo tema en investigación.”

 

La búsqueda simbólica de resonancias entre la tierra y el cielo, tan común entre los pueblos primitivos, llevan a los poetas sonoros a recoger los sonidos grabados en « caracoles de sonido », en referencia a los antiguos instrumentos andinos precolombinos que sonaban subrayar la resonancia entre el mar y el cielo. Eran ofrendas a los dioses o entre las naciones. Estos colectores de sonido a continuación, llevarán los objetos sónicos recogidos por los investigadores, que irán a dar los radiotelescopios para que sean enviados al espacio exterior.

 

Los sonidos grabados por micrófonos, serán recogidos en forma de « objetos de sonido », que a continuación se filtran y se amplifican en el espectro. Ellos serán almacenados en cintas magnéticas que estarán dentro de los caracoles y más tarde serán llevadas a los radiotelescopios para ser emitidas hacia el universo. Se mezclarán así sonidos de geófonos y los sonidos siderales dentro de los caracoles.

 

La historia se construirá con la investigación real llevada a cabo por los investigadores. Ésta hace que un sonido que « a priori » no existe, sea posible y lo haga « permanente », permanecer, porque se trata de frecuencias graves que son casi « inaudibles » por los seres humanos.

 

Algunas de las frecuencias vibratorias de la montaña están hablando en un registro electromagnético casi imperceptible para el oído, pero el cuerpo lo siente o presiente. Por lo que algunas vibraciones tienen que aumentarse, filtrándose o armonizándose con el fin de ser escuchados por los seres de acuerdo a su frecuencia perceptiva. Un trabajo de transposición y espacialización reconstruirán estos sonidos en su mayor fidelidad.

 

Nuestro próximo paso es enviar estos sonidos tectónicos al espacio sideral gracias a los radiotelescopios de Alma, Nancay y Astron; cuyos miembros se encuentran interesados por comunicar al interespacio nuestros sonidos más íntimos: los telúricos.

 

Chile_sand_dune_at_Cerro_Bramador_mountain_in_Atacama_desert

 

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